domingo, 21 de junio de 2009

Quijote.


Sentado junto al molino
supo leer su destino
junto con la armadura
la espada y la lanza en cintura
sale a morir en batalla, a luchar.

sin importar su altura
se bate con cualquier rival
defender es la meta, no ganar
sentir la sangre en la frente y no llorar.

con la victoria en la cara
caballero de triste figura lo llaman
con tanto tiempo en la suerte
que de su experiencia aconseja a la muerte

sólo combate gigantes
que se empiedran en mi caminar
todas las lágrimas valen por verme llegar

Quijote se ah vuelto loco
Por no ver mis sueños rotos
Y en medio de la desusanza
Afina su lanza
La espada lo alcanza
y Herido de Muerte
Pero aún sonriente
se arrastra hasta aquí

Ah debido sufrir
pero debe fingir
como duele fingir

que decir de un quijote
que dio su nobleza por verme a trote
su sangrar no será en vano
presente en mi cuento estará su legado
de quijote que a golpe me hizo volar

Quijote se ah vuelto loco
Por no ver mis sueños rotos
Y en medio de la desusanza
Afina su lanza
La espada lo alcanza
y Herido de Muerte
Pero aún sonriente
se arrastra hasta aquí
Y hoy me ah echo sentir
Que orgullo tengo en venir
De la sangre de un Quijote

De la sangre de un quijote...



Y le reproché. Le eché en cara por meses todas las faltas, errores, perdidas, derrotas, y ausencias sufridas...especialmente ausencias.
Probablemente fue todo un festival de heridas que reabrí una tras otra sin piedad y a la mínima provocación.
Me sentía herido y abandonado, me sentía traicionado, y la traición sólo duele en el alma cuando es alguien sumamente amado quien la comete. Por meses no quize saber, no quize hablar de perdón y no quice escuchar ninguna razón. Nos fuimos ahogando, el en mi silencio, yo en mi reencor.
Pero el siguió donde siempre ah estado, al pie de mi puerta, preguntando si todo iba bien. La minima señal de que no era así lo haría saltar, aunque a veces ni el supiera a que.
Hoy sé, que la mayor alegría para él, es que diga: "No te preocupes, estoy bien, y sé como mantenerme así"
Aunque desde luego, en esos días, me cegué a sus esfuerzos. Como siempre, le reprochaba el cansancio, le reprochaba el no estar aquí... sólo sabía reprochar. Y el sólo sabía sonreirme medio dormido, sin poder replicar... sin querer replicar.
En esta familia, tenemos la costumbre, de ejecutar nuestras Guerras y heridas en silencio, y nuestras victorias con modestia... Pero la paz se celebra con algarabía y compañía. Me olvidé de eso, eh hize oidos sordos a su silencio, creyendo que el siempre tenía paz...

Que facíl olvido tantas cosas. Que facíl borraron unas gotas de rencor en mi mar de confusión, lo que había sido una vida de que él estuviera allí.
El sólo hacía, lo que creía era necesario para ayudarme. Yo, enredado en mis propias y bamboleantes ideas; lo tomé a la defensiva e inició la tormenta.
Aún me averguenzo de la facílidad con que cambia mi personalidad; como para en unos meses con tan poca cosa, me engañara a mi mismo con la caprichosa idea de su ausencia, cuando el siempre había estado allí.

El recuerda, haber sabido de mi nacimiento aún antes que mi propia madre. Y haberme sostenido en sus brazos, mucho antes que nadie.
Mis abuelos recuerdan, a un niño, casi un bebé; que en las noches de vacaciones con sus hermanos, rehusaba dormirse, llamando a su padre.
Y yo recuerdo demasiadas cosas para numerarlas. Mi primer juego de ajedrez, y mis primeras palabras en ingles, haber plantado un pino que tiene mi edad junto a él, mis frustrantes primeros metros en bicicleta, mi compañía en muchos concursos, etc... y sé que el recuerda muchas más.
Porque el siempre ah estado allí, más unido a mi, más parecido a mi, de lo que yo mismo creo conocer.
Y aún ahora, es un juego común para un visitante nuevo de la casa, preguntarle; señalando al retrato de un niño, de 8 o 9 años que cuelga en la pared: "¿quién es él?"
El visitante incauto, me mirará, y dirá seguro: "Es Alex"
Y probablemente sea yo quien responda: "No, es mi papá" Aunque ni yo pueda ubicar diferencia entre yo y él a esa edad.
Pero en el futuro, quiero que el diga; cómo hoy sé que se muere por decir orgulloso "Hijo, llegaste más lejos que yo"
Y entonces no habrá otra respuesta...
"fue gracias a ti, papá"
Fue gracias a tus ausencias, y a tus sacrificios; que en estos meses, como un idiota, no eh sabido ver ni apreciar.
Pero ya no más. Hoy te puedo pedir perdón papá, desearte un feliz día del padre, y recordarte algo que espero siempre tengas presente: Te amo, papá... Y Muchas gracias, por todo...

Jorge A. Leal T.

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